Berlín, la capital de Alemania, el motor económico de Europa, “tierra de oportunidades”. La excelente calidad de vida y precios asequibles que seducen a tantos jóvenes buscando su suerte en una capital cosmopolita, viva y más barata que otras grandes capitales europeas suponen atractivos reclamos que desde un tiempo han comenzado a mostrar sus debilidades, su insostenibilidad. Estas son las ilusiones y prejuicios con los que muchos de los jóvenes inmigrantes llegan a Berlín, no tardando en experimentar una realidad muy distinta. Y es que el aumento notable de la inmigración ha dado lugar a una saturación del mercado laboral. Esto genera un importante número de jóvenes inmigrantes que hacen lo imposible por encontrar trabajo y vivienda, que se ven obligados a pluriemplearse para costearse los precios de los alquileres que crecen a una velocidad vertiginosa. Esta escena no es causa sólo de crispación en el ánimo de los recién llegados sino que la propia población berlinesa contempla cómo las condiciones de vida en su propia ciudad van a peor a causa de esta problemática situación.
Este es el marco socioeconómico en el que se inscriben las imágenes que conforman el proyecto “En primera línea de playa”. Se trata de un proyecto construido desde la ironía, donde estas típicas escenas vacacionales brotan en medio del tejido urbano como respuesta a la situación antes descrita. La arena (materia de ocio y material de construcción) se convierte en la plaza a conquistar por aquellos jóvenes que han de quedarse en la ciudad y renunciar a sus vacaciones para hacer frente a sus particulares situaciones económicas. Los pequeños montículos de tierra se ofrecen a su toma y posesión temporal, para el disfrute y descanso del trabajador o estudiante, antes de cumplir su labor constructiva en la edificación y renovación de inmuebles que se someterán a rentas cada vez más altas. Estas imágenes ofrecen un modelo de apropiación del espacio público como alternativa y lucha ante unas condiciones sociales en progresivo deterioro tomando como lenguaje una tipología de imagen que bien podría pertenecer al mundo de la publicidad, participando de los mismos códigos con los que la sociedad de consumo nos intenta seducir. Una sociedad de consumo que nos promete un bienestar que muchos jóvenes difícilmente pueden permitirse.
Texto: Iván Cáceres