Afrontar la cotidianidad desde una perspectiva lúdica y reflexiva al mismo tiempo es el eje vertebrador de este proyecto titulado “Towers”. ¿Por qué conservamos ciertas cosas después de haber cumplido su cometido como objetos? ¿A qué obedece este privilegio? Los objetos en sí mismo no portan una carga simbólica específica, sino que el valor simbólico viene dado por todo el contexto que rodea al objeto, es decir, todas las vivencias, emociones, recuerdos y contingencias adheridos a ellos. La situación se vuelve interesante cuando estos objetos, descontextualizados y recontextualizados, esto es, conviviendo en configuraciones singulares, comienzan a dialogar, a complementarse y rechazarse. Este “juego”, eminentemente deudor de las prácticas surrealistas, nos permite identificar diferentes relaciones que nos hablan de “otra” manera acerca de la vida en común.
La ordenación de estos objetos obedece a una jerarquía casual o meramente práctica, sin embargo, se trata de un reflejo de cómo un grupo social se estructura siguiendo un orden jerárquico (habitualmente vertical). El tótem funcionó siempre como orden, ley y símbolo en torno al cual se constituía una familia, un clan y, con el tiempo, una civilización. Esta suerte de esculturas totémicas o torres reúnen todas estas ideas colocándolas en una situación de inestabilidad que sólo la fotografía puede captar antes de su derrumbe. El escenario no puede ser otro que el propio entorno doméstico que, sirviendo como inseparable background de estos objetos, potencia el significado de los mismos y juntos elaboran peculiares retratos familiares.
Texto: Iván Cáceres
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